INVOCACIONES POR LOS MORIBUNDOS
1.Recibe, Señor, a tu siervo
(sierva) en el lugar que debe esperar de tu misericordia. R/ Amén.
2.Libra, Señor el alma de tu
siervo de todos los peligros del infierno, de los lazos de las penas y de todas
las tribulaciones. R/ Amén.
3.Libra, Señor, el alma de
tu siervo, como libraste a Enoch y a Elías de la muerte común a los hombres.
R/. Amén
4.Libra, Señor, como
libraste a Noé del diluvio. R/.Amén.
Libra Señor, el alma de tu
siervo, como libraste a Isaac de ser inmolado, y de la mano de su padre
Abrahán. R/. Amén.
5.Libra, Señor, el alma de
tu siervo, como libraste a Lot de Sodoma y de las llamas del fuego. R/. Amén.
6.Libra, Señor, el alma de
tu siervo, como libraste a Moisés de la mano del Faraón, rey de los egipcios.
R/. Amén.
7.Libra, Señor, el alma de
tu siervo, como libraste a Daniel en el foso de los leones. R/. Amén.
8.Libra, Señor, el alma a tu
siervo, como libraste a los tres jóvenes del horno de fuego ardiente, y de las
manos de un rey cruel. R/. Amén.
9.Libra, Señor, el alma de
tu siervo, como libraste a David de las manos del rey Saúl, y de las manos de
Goliat. R/. Amén
10.Libra, Señor, el alma de
tu siervo, como libraste a Pedro y Pablo de las cárceles. R/. Amén
11.Y así como libraste de
atrocísimos tormentos a tu dichosísima virgen y mártir Tecla, así también
dígnate librar el alma de tu siervo, y concédele que contigo pueda gozar de los
bienes del cielo.
Oremos: Encomendámoste,
Señor, el alma de tu siervo, y te rogamos, Señor Jesucristo, Salvador del
mundo, que no dejes de colocar en el seno de tus Patriarcas a esta alma, por la
cual misericordiosamente bajaste a la tierra. Reconoce Señor, a tu hechura,
criada, no por dioses extraños, sino por Ti, único Dios vivo y verdadero.
En
efecto, no hay Dios fuera de Ti, ni comparable en tus obras. Alegra, Señor,
esta alma en tu presencia, y no te acuerdes de sus antiguas iniquidades excesos
que suscito la violencia y ardor de sus pasiones.
Pues aunque haya pecado, no
ha negado al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo, sino que creyó, y tuvo
amor y celo del Dios que hizo todas las cosas.
Señor, te suplicamos que
olvides los delitos e ignorancias de su juventud; pero acuérdate de él en la
gloria de tu caridad, según tu gran misericordia.
Ábranse los cielos y
alégrense con él los Ángeles. Recibe a tu siervo, en su Reino. Recíbale San
Miguel, Arcángel de Dios, que mereció ser príncipe de la milicia celeste.
Salgan a su encuentro los
santos Ángeles de Dios, y condúzcanle a la ciudad celestial, Jerusalén.
Recíbale el bienaventurado Pedro Apóstol a quien se dieron las llaves del reino
de los cielos.
Ayúdele el Apóstol San
Pablo que digno vaso de elección. Interceda por él San Juan, Apóstol de Dios a
quien fueron revelados los secretos del cielo. Rueguen por él todos los Santos
Apóstoles, a quienes el señor dio el poder de atar y desatar.
Intercedan por él todos
los Santos y escogidos de Dios, que en este mundo sufrieron grandes tormentos
por el nombre del cristo; para que desligado de las cadenas de la carne merezca
llegar al glorioso reino de los cielos, por la gracia de nuestro Señor
Jesucristo, quien con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos
de los siglos. R/. Amén
Oración: La clementísima
Virgen María, Madre de Dios, piadosísimo consuelo de los tristes, encomiende a
su Hijo el alma del siervo (a) N para que con esta intervención maternal, no
tema los horrores de la muerte; sino que con su compañía llegue alegre a la
deseada patria celestial. R/. Amén.
A ti acudo San José,
Patrono de los moribundos, a ti en cuyo dichoso tránsito estuvieron solícitos
Jesús y María; por estas dos carísimas prendas te encomiendo con empeño el alma
de este tu siervo (a) N que lucha en la extrema agonía; para que por tu
protección sea libre de las asechanzas del diablo y de la muerte perpetua, y
merezca ir a los gozos eternos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario